Escribo poesía en la orilla,
Y sirvo como vigía
De los ojos cual marea que riegan la arena de tus pupilas.
¡Oh amada mía!,
Odio ser tan solo un trovador envejecido por el verso,
Que no consigue complacer tus mas fervientes sentimientos.
¡Oh princesa del puerto!
Que reina en la bahía
Y que mira por el vigía,
Deja de soñar con el agua que riega tus ojos,
Y déjame complacerte para poner fin a la angosta sonrisa de tu rostro.
¡Ven princesa ven!,
No escapes ante el beso en verso que hoy viste tu mirada,
Deja que yo sea tu vigía y que yo calme la aguas,
Que tan solo sea miel el sabor de tus labios.
No pretendas parecer lo que no es ante el vigía
Pues no es si no él quien te vigila,
Y quien sabe de ti hasta en el más oscuro día.
Ven reina de la bahía,
Déjame contarte maravillas,
Y que vivas una fiesta vespertina cuando el sol se oculta y la luz más brilla,
¡Ven amada mía!…
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