Hasta en el desierto más apartado una única gota de agua es suficiente para seguir andando por que los sueños son los que mueven el corazón humano, y sus latidos aumentan cuando el sueño toma forma, se materializa para bombear más sangre y conseguir la meta.
Una vez más el caminante ha salido del desierto, dejando atrás los aullidos y el dolor. Bajo gritos de rabia y lágrimas secas refleja su orgullo por no darse por vencido, su sueño se ha materializado disparando sus latidos…
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