sábado, 11 de diciembre de 2010

felicidad en blanco y negro.

Solo y vulnerable se siente el cachorro tras su nacimiento, únicamente aquel niño que maravillado lo ve lo protege, contento por haber presenciado el nacimiento del que será su mejor amigo.
El niño coge al cachorro y lo abraza, y así por primera vez el cachorro se siente en casa. Crece sintiendo devoción por el niño, el que le protege, el que le da cariño, cuando al mismo tiempo el niño que deja de ser, se refugia en él, ya es su mejor amigo.
La tristeza puebla los ojos del que fue un niño, el cachorro ha crecido pero su mirada no ha cambiado sigue siendo sincera y devota hacia su amigo, limpia sus lagrimas con la chaqueta y esboza una sonrisa que el amigo agradece con un ladrido, diciendo eres tu quien me a protegido, soy yo quien te ha comprendido, nada a cambiado, somos tu y yo bajo este mar de alaridos.
Bajo este mar entiendes mis ladridos, bajo este mar amigo tus lágrimas son palabras húmedas y tus abrazos sigues protegiéndome del frío.
Hallaremos tierra juntos para que puedas limpiar tus lágrimas con la arena de la playa, correremos sobre ella y localizaremos tu felicidad bajo un árbol. Viviremos a la orilla del mar de alaridos, y labraremos la felicidad…
  • Felicidad por monumento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario